
Dame cinco minutos que ahora vuelvo.
Salto al vacío y miro hacia arriba.
El tiempo dormido despierta de un sueño
y me busca una estrella
que me lleve con ella
abajo,
a pasear.
Sólo cinco minutos.
Miro una maceta,
que no crece la hierba,
que no quiere salir al sol.
Con cuidado,
abrazo su tallo,
saco mis alas
y la invito a volar.
Y de mi bolsillo
por un agujero
dejo caer el sur.
Si pregunta por mí,
que le digan que arriba
me esperaba escondida
la leyenda de un viejo pastor
que dejó a sus ovejas
callando al lobo feroz.
Que el norte no hay quién lo encuentre ya.
Y ahora no tengo nada que perder.
Si la estrella me deja a tu vera,
no me eches fuera
que abajo ya no hay más que ver.
Sólo cinco minutos
Y vuelvo.
25/05/08
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