Marianne rasgaba día tras día un vestido diferente.
No podía evitarlo.
Los jardines de su padre eran un mundo distinto.
Su belleza la enloquecía y amaba perderse entre sus ramas, hojas, flores…
Los jardines parecían abrazar la pequeña Marianne, a la que no le importaba perderse en su interior y conocer día tras día un rinconcito diferente.
Luego eso pasó. Creció y Marianne tuvo que alejarse de los jardines.
Fue curioso recordar todas esas sensaciones cuando conoció a Artie.
Y divertido volver a jugar en el jardín.
(:
.on jouerais avec la chance,
peut-être on la gagne.
[verdequetequieroverde]
21/05/08
El taller d'Escriptura Narrativa, de nou
Fa 6 anys
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