dimecres, 27 de maig del 2009


Solía escribir al lado de la ventana,
Decía que la lluvia la inspiraba.
Pero apenas llovía.
Aun así, siempre se sentaba en el mismo sitio, donde podía ver pasar a la gente,
gente que iba al mercado, a comprar el periódico, gente que se besaba en la fuente…
Pensaba que le hubiera gustado ser ella una de esas personitas y que fuera otra la que escribiera sobre ella. Sabía que podía construir la historia más bonita del mundo. Quizás por eso escribía. En el papel podía soñar, podía inventar esas historias de las cuales ella hubiera querido ser la protagonista.
A menudo se pregunta que “¿porqué no?”. Sabía que no era ningún bicho raro. Pensó que quizás, justamente porqué se dedicaba a escribir historias sobre los demás, aún no se había dedicado a escribir la suya.
Siempre escribía historias esperanzadoras, llenas de energía.


Ese día, sobre la mesa y al lado de un papel en blanco, durmió un periódico del día.


Ahora yo escribo sobre ella. ¿Debería hacer lo mismo?


27/08/06